lunes, 8 de febrero de 2010

mini-invernadero

¿Para qué se hace un invernadero? Cuando se lleva a cabo un transplante, el bonsai pierde mucha humedad a través de sus hojas. Esta pérdida podría ocasionar que se llegara a secar.

Para evitar esto, tenemos que construir un invernadero que hará que la humedad que expulsa a través de sus hojas quede retenida en él y, de esta manera la humedad en esa atmósfera se mantenga constante y no se seque el árbol.
Para tal fin, me agencié una bolsa de plástico transparente, no blanco (como del Carrefour, pa que me entendáis) ni de color, para que pudiera entrar la luz.
Luego cogí unos alambres, bastante rígidos, para hacer una especie de cúpula donde iría el plástico y que no rozara con la planta.   
Para acabar, sujeté el plástico a la base de la maceta con cinta, para, de esta manera, poder transportar la maceta con el invernadero a cualquier lugar.
Y, ya tenemos nuestro invernadero particular de bonsai. Lo tuve así  3 o 4 semanas en un lugar donde la planta recibía luz, pero no directamente de los rayos del sol.

jueves, 4 de febrero de 2010

Transplante

Después de darnos, Rufi y yo, una vueltita por el monte, localizamos un ejemplar que crecía cerca de una zona rocosa y que en un corto periodo de tiempo, esa zona iba a ser atacada por la construcción.

Lo que hicimos a continuación fue lo siguiente: cavamos una zanja alrededor del árbol con cuidado de no dañar las raices y lograr sacar el máximo de cepellón posible. Una vez fuera de la tierra, metimos todo el cepellón con su tierra en una bolsa y nos lo llevamos. En casa teníamos una maceta, lo suficientemente grande para que nos cupiera el salgueiro.
Antes de meterlo en la maceta, le dimos un repaso a las raíces, podando las que eran demasiado largas, así como, la raíz pivotante, con vistas a que el bonsai no creciera mucho en altura en el futuro.
Una vez preparada la maceta (otro día vemos cómo se hace) pusimos el cepellón dentro y sumergimos toda la maceta en un cubo con agua, con el fin de asentar toda la tierra y que quedara humedecida en su totalidad.

Acto seguido le construí un mini-invernadero para que las hojas no perdieran humedad, y la situé en una zona con luz, pero sin recibir los rayos directos del sol. Así dos o tres semanas.

martes, 2 de febrero de 2010

Antes del hurto

Bueno, he localizado una fotografía del Sagueiro. No tiene muy buena definición debido a la calidad de la cámara del móvil de entonces. Hay que hacerse una idea del año de la foto, ya que entonces tampoco los móviles tenían muy buena resolución, pero se puede intuir un poco la forma del bonsai.


Realmente no tenía un estilo concreto todavía debido a que era muy joven y estaba en proceso de creación, pero se capta la vigorosidad y buena salud de la planta, con un montón de ramitas saliéndole por todos los lados.

El tronco era muy delgado todavía pero antes de que me lo birlaran, la corteza ya estaba tomando un caríz más envejecido e incluso las hojas ya salían más chiquititas.

lunes, 1 de febrero de 2010

¡Al ladrón!

Mis comienzos como cultivador de bonsais no fueron nada fructíferos. Sufrí un par de eventos (llamémosle así) que casi me hacen perder la motivación por este arte.
Esta nueva aficción me la creó un amigo mío que se llama Rufi y que tenía melosamente cuidados unos pequeños arbolitos, entre ellos, un olivo y una higuera. Ninguno de ellos era un auténtico bonsai, pero iban camino de serlo. El caso es que me incitó a probar y me ayudó con una especie de árbol que crece salvajemente en la zona de Galicia. Allí se le conoce como "Salgueiro", que no sé todavía qué nombre tiene.

Pues como lo cuento, cierto día, pala en mano, nos salimos al monte y vimos un joven ejemplar que no superaba el medio metro de altura, pero tenía muy buen porte, y la zona donde estaba creciendo realmente no era muy alagüeña para él, debido a que estaba cerca de una zona donde próximamente iban a realizar unas obras. Lo tuve plantado en una maceta durante un año y cuando el árbol iba tomando cierta silueta de bonsai, me lo robaron un día por la mañana, cuando lo tenía plácidamente tomando el sol encima del alféizar de una ventana.
Intentaré encontrar fotos del bonsai en cuestión y ya, con ellas, iré diciendo todo el proceso que hice desde su trasplante a la maceta; aunque, ahora ya es un poco inútil, ya que no tengo el arbolito, y seguro que algún CABRÓN (permitidme la palabra, que creo que es en su justa medida) esté disfrutando de ese bonito ejemplar que nos dio la "terra galega".